Los riesgos derivados de ataques informáticos ya empiezan a suponer cuantiosos costes a las empresas, ya sea para su prevención o reparación y que, en último término, pueden derivar hasta en pérdidas reputacionales.
Ejemplo de ello son los ataques de denegación de servidor, también conocidos como DDoS, y que supusieron un coste financiero de 100.000 euros para las empresas españolas en 2017, una cifra superior a los 86.000 euros de 2016 según se desprende de un estudio elaborado por la compañía Kaspersky.
Pero a estas pérdidas económicas se suman otro tipo de daños difícilmente cuantificables, como los referentes a la reputación de la compañía, cuando todo el sistema queda paralizado.
Según el estudio, un 35% de las entidades españolas reconoció que la principal consecuencia económica negativa de los ataques DDoS fueron los costes incurridos en la lucha contra el ataque y la restauración de los servicios. Otro 23% de empresas de España reconoció que la pérdida de ingresos y de oportunidades de negocio fue resultado directo de los ataques, mientras que un 22% mencionó la pérdida de reputación entre clientes y colaboradores como una consecuencia indirecta del ataque.
Es por ello que las compañías aseguradoras ofrecen cada vez mayores productos destinados a ofrecer coberturas sobre los ciberriesgos que, como vemos, suponen una preocupación en aumento.
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